El Mallorca ha perdido por dos goles a cero en su visita al Numancia en un partido poco fluido, con mucha lucha en el centro del campo y con los de Vázquez sufriendo mucho con los balones parados del rival. Casi todo el peligro de los locales, incluido los dos goles, de penalti y de falta directa, vinieron en jugadas de estrategia.
El partido comenzó con los dos equipos controlándose y evitando riesgos, Por eso, durante el primer cuarto de hora, el partido fue muy trabado, sobre todo en la zona media del frio campo de Los Pajaritos. El juego espeso sólo se aclaraba con balones largos que no generaban ocasiones de peligro ante unas defensas bien ordenadas.
El partido, hasta entonces de choque, se rompió en el minuto 18, cuando el árbitro interpretó como penalti un supuesto agarrón a Alegria en el área visitante. Julio Álvarez no falló la pena máxima y adelantó al Numancia con un resultado que no hacía justicia al peligro que había generado.
El gol espoleó a los locales que, a partir de ese momento y hasta el descanso, se hicieron con el control del balón y del partido. Julio Álvarez de vaselina probó a Cabrero y el portero bermellón también se tuvo que emplear a fondo en el córner posterior haciendo una espectacular parada por bajo. Varios minutos después otro balón de córner se paseaba por la meta de los de Vázquez sin que encontrara rematador. En medio, las dos únicas ocasiones del Mallorca, una jugada personal de Kassim Adams con un tiro desde la frontal del área que salió desviado y una pelota controlada por Ortuño en el punto de penalti que el delantero remato de media volea y también se fue fuera.
La segunda parte empezó con los mallorquines con más presencia y reclamando más protagonismo. Los locales ya no estaban cómodos y apostaron por una fuerte presión adelantada y por esperar el fallo del Mallorca para salir a la contra. El juego se volvió a atascar por la acumulación de jugadores con más claridad para encontrar huecos, sin excesivo peligro eso sí, para los de casa que volvían a controlar el encuentro.
La rutina la rompió, otra vez, una jugada de estrategia en el minuto 67. El Numancia se cobró una falta en la frontal del área y Julio Álvarez, un especialista, la coloco en la misma escuadra sin que Cabrero pudiera hacer nada.
El cansancio, y el resultado favorable, aflojo la presión local permitiendo a los mallorquines un juego combinativo más fluido pero que no se materializaba en ocasiones de claro peligro. Así, poco a poco, y con un disparo de Salomao en tiempo de descuento, fue muriendo el partido hasta que el árbitro pitó el final.