Las despedidas nunca son fáciles y menos aún cuando dices adiós a un Club histórico y a todos sus
trabajadores, especialmente a los que no están bajo los focos y que son los que hacen fácil el día a día. Ha
sido una experiencia única poder aprender y poder convivir con vosotros. Tampoco es fácil despedirse de
una ciudad y de unos aficionados que siempre han estado con nosotros y que me han hecho sentir muy
querido. Gracias a la prensa, que siempre me ha tratado con mucho respeto. Y, por último, infinitas
gracias a unos jugadores (a todos y cada uno con los que pude convivir estos 3 años) que me han hecho
sentir afortunado desde el primer día que llegué.
Quiero agradecer a Maheta Molango y a Javi Recio que confiaran en mí y en mi cuerpo técnico, dándonos
la oportunidad de poder formar parte de esta historia tan bonita que hemos podido vivir estos años. Es
complicado plasmar en palabras todo lo que he disfrutado y he sentido dirigiendo este equipo. Han sido
tres años muy intensos en los que hemos vivido muchas emociones, tanto mi familia como yo.
He disfrutado al máximo del camino que hemos recorrido juntos. Nadie nos ha regalado nada y hemos
tenido que ganarnos a pulso todo lo que hemos conseguido. Llegué al club en Segunda División B con la
ilusión de devolverlo donde merece estar y, a pesar de haberlo logrado, me marcho con el sabor agridulce
de esta última y difícil temporada. El desgaste personal y profesional hacen que todos entendamos que,
aunque sea una difícil decisión, es lo mejor que podemos hacer. Han sido muchos viajes, horas de análisis,
preparación de entrenamientos, charlas con jugadores… pero todo el tiempo dedicado ha valido la pena,
hemos disfrutado del viaje tanto como todos los mallorquinistas y sintiéndonos unos privilegiados por
poder vivirlo desde dentro.
Me quedo con la alegría de los dos ascensos, con la afición que siempre nos ha apoyado, con la
personalidad de estos jugadores que se han ganado el respeto a base de trabajo y más trabajo y, sobre
todo, con el carácter que este año hemos mostrado hasta el último suspiro.
Finalmente, no hemos podido conseguir el objetivo, pero este club nunca se da por vencido y volverá a
estar donde debe estar.
Os quiero dar las gracias con la mano en el corazón y desear mucha suerte para el futuro, porque siempre
quedará en mí un pedazo enorme de mallorquinismo.
Vicente Moreno