Onofre Picó Cortés, nacido en Palma el 16 de febrero de 1901 y fallecido el 12 de diciembre de 1983, jugó en la Real Sociedad Alfonso XIII entre mayo de 1917 y julio de 1925, siempre en plan amateur. Verdadero sportman, también practicaba el ciclismo con éxito en la Real Sociedad alfonsina. Su posición en el campo era la de defensa derecho, posición desde la que formó varios años una gran línea con el malogrado Paco Vert, fallecido en la guerra de África. Su retirada del fútbol activo al finalizar la temporada 1924/1925 causó gran sorpresa en los mentideros deportivos de la época, ya que tan solo contaba con veinticuatro años y se esperaba que siguiera liderando la defensa Alfonsina bastante tiempo más.
Una de las mejores anécdotas de su paso por el Alfonso XIII se produjo el día de la semifinal de la Segunda Liga Catalana el 7 de octubre de 1917. Al decretar el colegiado el final del partido con victoria Alfonsina por 2-3, los jugadores del Júpiter, para nada satisfechos, quisieron seguir jugando, así que se pusieron en formación y arrancaron hacia la portería alfonsina. Él, que no jugaba ese partido y se encontraba entre el público como espectador, saltó al terreno de juego poniéndose en su puesto de defensa. Una multitud de público de Sabadell (lugar en el que se jugaba la semifinal) se puso en la portería ejerciendo de porteros. Al primer delantero que llegó a su altura, Picó le dio tal tortazo que lo derribó y, por descontado, se armó un gran tumulto del que no salió muy bien parado. Solo la intervención de la fuerza pública evitó que el linchamiento fuera de época.
Tras su retirada como jugador, Picó fue árbitro de fútbol. Como nota curiosa, en diciembre de 1931 el Colegio de Árbitros lo inhabilitó por tres meses. Onofre Picó también fue entrenador de fútbol en el CD Consell. En realidad, nuestro protagonista fue una persona multidisciplinar deportivamente hablando y, entre sus diferentes facetas, fue secretario de la Federación Balear de Ciclismo durante diecisiete años, fundador de los Clubs Vespa y Lambretta, árbitro de natación y waterpolo, así como vocal de la comisión Provincial de Educación Física y Deportes. A principio de los años cincuenta, en una de las muchas etapas de zozobra del club bermellón, formó parte de una junta directiva de salvación del Mallorca, junto a otros ilustres alfonsinos.
