Una vez se cierra el telón de la temporada llega el momento de desconectar, irse de vacaciones y recargar pilas para estar física y mentalmente preparados para el arranque del próximo curso. Eso si lo vemos desde la óptica del futbolista. Si nos ponemos en la piel de los responsables del cuidado del césped del Estadi Mallorca Son Moix y de la ciudad deportiva Antonio Asensio, el cierre de la temporada implica ponerse manos a la obra y redoblar esfuerzos para que el verde esté impecable para el momento en el que balón vuelva a echar a rodar.
"Lo que hacemos es retirar toda la capa vegetal. Todo lo verde. Y dejamos al descubierto la semilla de bermuda del año pasado. La reactivamos, sembramos con semilla nueva y tapamos con arena para que dentro de unas tres semanas vuelva a estar todo en perfecto estado", explica Sergio Medina, jefe de jardinería del RCD Mallorca.
El tiempo apremia y el cuidado del césped parece una carrera contrarreloj: "Este proceso se procura hacer en un periodo de entre 24 y 48 horas. Es un trabajo constante día y noche para poder adelantar todo lo posible el hecho de empezar a regar la semilla para que empiece a trabajar. Si podemos ganar dos o tres días a ese crecimiento llegamos con el éxito asegurado en el momento en el que toca empezar a emplear el campo".
Medina asegura que se sigue el mismo procedimiento de cuidado y preparación del tapete tanto en el estadio como en la ciudad deportiva, aunque indica que en Son Moix el trabajo es algo más minucioso: "Normalmente se quita un poco más de capa vegetal para purificar todavía un poco más el césped y que esté impoluto. Generalmente está siempre bien tanto en ciudad deportiva como en Son Moix, pero en el estadio hay que tener un detalle más especial todavía".
Un trabajo de todo un año
Con una numerosa flota de maquinaria que incluye tractores, escarificadoras, recebadoras o sembradoras, y un grupo humano conformado por siete personas, la labor del equipo se extiende a todos los meses del año. Al acabar la temporada, arranca la transición al césped de verano. Y en los primeros compases del siguiente curso, entre finales de octubre y principios de noviembre, se lleva a cabo el paso al césped de invierno, el Rye Grass, "que es una transición un poco menos agresiva", según afirma Medina. Es con este césped con el que se termina el campeonato, que requiere un trabajo y una atención constantes para que esté siempre en las mejores condiciones de uso.
Agua, enfermedades y sostenibilidad
Por otro lado, el jefe de jardinería del club habla del principal hándicap en el periodo estival: el agua y las enfermedades. "Cuanta más calor, al ser el césped un ser vivo, más agua demanda. Con agua y calor, los hongos y este tipo de enfermedades son más propensos a salir", explica.
Hablando de regado, Medina destaca los pasos hacia la sostenibilidad y un mayor aprovechamiento del agua que está dando el Mallorca: "Aparte de regar con el agua depurada que viene de la calle, ahora con la reforma del estadio se han hecho unos depósitos con recogidas de agua de la lluvia que se va a reutilizar para el riego del césped".
El de Sergio y su equipo es otro más de los muchos trabajos en ocasiones invisibles que se llevan a cabo en el club y que son tan importantes como que la pelota, el fin de semana, entre en la portería contraria.